Antes de ir eran los pinches chinos, coreanos, japoneses o como se llamen… todos se ven iguales. Gente menuda con cabellos lacios, piel amarillenta y ojos rasgados.
Después de 19hrs en tránsito por el mundo llegue, cansado y expectante, con muy pocos esbozos de lo que vería, tal vez para no decepcionarme. Pensé en contrastes, cultura extrovertida- tecnológica vs cultura milenaria tradicional, pensé en frustración y desubicación.
La mejor descripción que he escuchado sobre las ciudades japonesas es; las ciudades hablan, y en efecto, hablan para japoneses, un dialogo constante entre los habitantes y el espacio en que se desarrollan. Hay Instrucciones o información en el suelo, en muros, en cielos, en las escaleras, en la ropa, en los objetos, en la gente, en sus muebles, en la comida. La ciudad habla por su lógica, por su limpieza, por su ejemplo. Sus habitantes escuchan, escuchan todo el tiempo, no oyen, escuchan, escuchan tranquilos, casi no hablan, cuando se mueven parece como si flotaran, tan ligueros que no tocan el suelo, siempre distantes, reflexionando. Miles de fantasmas dialogando con sus contrastes y sus vidas.
Esa manera en que hemos evolucionado por todo el mundo nos hace importantemente diferentes, ahora se distinguir a un japonés. Aprendí a escuchar las ciudades.
Después de 19hrs en tránsito por el mundo llegue, cansado y expectante, con muy pocos esbozos de lo que vería, tal vez para no decepcionarme. Pensé en contrastes, cultura extrovertida- tecnológica vs cultura milenaria tradicional, pensé en frustración y desubicación.
La mejor descripción que he escuchado sobre las ciudades japonesas es; las ciudades hablan, y en efecto, hablan para japoneses, un dialogo constante entre los habitantes y el espacio en que se desarrollan. Hay Instrucciones o información en el suelo, en muros, en cielos, en las escaleras, en la ropa, en los objetos, en la gente, en sus muebles, en la comida. La ciudad habla por su lógica, por su limpieza, por su ejemplo. Sus habitantes escuchan, escuchan todo el tiempo, no oyen, escuchan, escuchan tranquilos, casi no hablan, cuando se mueven parece como si flotaran, tan ligueros que no tocan el suelo, siempre distantes, reflexionando. Miles de fantasmas dialogando con sus contrastes y sus vidas.
Esa manera en que hemos evolucionado por todo el mundo nos hace importantemente diferentes, ahora se distinguir a un japonés. Aprendí a escuchar las ciudades.
1 comentario:
mucho que aprender tenemos de los japoneses.
como bien apuntas, cultura milenaria que no se olvida solo con tener tecnologia de punta ni aperturas comerciales como algunos en su ignorancia suponen.
bienvenido al mundo blog. jeje
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